Vinieron mis suegros a cenar, como no teníamos nada en casa
los invitamos a un restaurante Chino. Mi suegra no probó la carne, le habían
dicho en el pueblo que las carnes de esos restaurantes eran carnes de
perros. Mi marido se enfado mucho, dio un fuerte porrazo en la mesa, mi suegro de un salto se levanto vociferando y todos nos fuimos a la calle sin probar bocado.
Al despertar he sentido que tengo mucha hambre...
Sueño casi de pesadilla.
ResponderEliminarUn abrazo.