Castañita,
con ojos azules, no muy agraciada y un poco tímida. Recuerdo con satisfacción
mi estancia en el colegio. Estuve en él hasta los doce años. Eran muy
distintos a como son en esta época, las niñas separadas de los niños y no
pasábamos de curso cada año como en la actualidad. Estábamos tres o cuatro años
con la misma maestra, eso hacía que nos sintiésemos como en familia.
Dª
Pura, la maestra, en algunas ocasiones en que su madre o su marido no
podían ir a recoger a su hijo a la guardería nos mandaba a algunas de
nosotras y lo hacíamos con agrado, ya que nos permitía ausentarnos un rato del
colegio.
Ella
impartía todas las asignaturas. Como sólo eran cuatro no tenía mucho problema:
lengua, matemáticas, religión y labores del hogar. Por las mañanas, matemática
y lengua, por la tarde costura y religión. Algunas tardes leíamos bellos libros
de poesía los que Dª Pura traía de su casa casi a escondidas. En aquella época
de posguerra no estaba muy bien visto esa clase de lecturas.
Leíamos
cada tarde de izquierda a derecha un verso cada una y otras veces era ella la
lectora y nosotras las oyentes. A sí de esta forma aprendí el valor de las
palabras y descubrí mi pasión por la escritura.
Micro-relato:
Creado por Maruja.